Y por la noche… ¿Qué harás? Dormir y crecer. Te contamos los resultados de los últimos estudios pediátricos que revelan la importante relación que tiene el sueño y el peso en la infancia y la adolescencia.
El sobrepeso y la obesidad son un importante problema de salud pública. Estas dos patologías son ya una epidemia que estamos padeciendo. Y no es casualidad que ambas coincidan con un patrón: dormir menos, tendencia que se ha observado en la sociedad durante las últimas décadas.
La evidencia científica disponible sugiere que dormir menos de 7 horas por noche de manera regular está asociado con consecuencias adversas para la salud. En particular, la duración insuficiente del sueño se ha reconocido cada vez más como un factor de riesgo importante para el sobrepeso. Ha quedado demostrada la importante relación del sueño y el peso en la infancia.
Estudios de laboratorio experimentales a corto plazo han encontrado que la restricción del sueño en individuos adultos sanos se asocia con un aumento de la ingesta energética media de alrededor de 250 a 350 kcal al día, sin que se produzca por ello ningún cambio en el gasto energético.
Así pues, aunque los estudios epidemiológicos sugieren que la duración corta del sueño es un factor de riesgo importante para el aumento de peso, la mayoría de los profesionales de la salud y los pacientes no incorporan una duración adecuada del sueño como parte de las estrategias para combatir dicha obesidad.
Aunque numerosos estudios con niños ya habían demostrado que la falta de sueño también aumenta significativamente las posibilidades de que un niño vaya a desarrollar sobrepeso y obesidad, un nuevo trabajo científico nos explica cómo dicha falta de sueño afecta a nuestros hijos.
La relación del sueño y el peso en la infancia
Según los resultados de un trabajo que publica la revista «International Journal of Obesity”, investigadores del University College de Londres, han descubierto que los peques que no duermen lo suficiente suelen tener más ganas de comer, lo que les puede hacer más propensos al sobrepeso u obesidad.
El estudio, realizado con 1.008 niños de cinco años nacidos en 2007 en Inglaterra y Gales, demostró que los niños de cinco años que dormían menos de 11 horas por la noche tenían más ganas de comer cuando veían o se les recordaba su alimento preferido, en comparación con los que dormían más. Además, también tenían un mayor índice de masa corporal.
A pesar de que los expertos en salud infantil recomiendan que los niños deben tener entre 11 y 12 horas de sueño cuando están en edad preescolar, nuestra actual forma de vida provoca que, tanto niños como adultos, tengamos agendas muy apretadas, teniendo como consecuencia que las horas de sueño sean insuficientes.
Los niños en edad preescolar deberían tomar, a una hora temprana (entre las 20:00 y las 20:30) una cena suficiente pero sin excesos, que incluyera verduras y pescado, para que puedan digerirla completamente antes de dormir y descansar así lo suficiente.
La America Academy of Pediatrics apoya las pautas de la Academia Estadounidense de la Medicina del Sueño y anima a los padres a que establezcan buenos hábitos para dormir desde el comienzo.
Estas son sus recomendaciones:
- Dormir suficiente debe ser una prioridad de la familia: los padres deben dar buen ejemplo a su hijos. Si el sueño es una prioridad para nosotros, les mostramos a ellos que es parte de vivir un estilo de vida sano —como comer bien y hacer ejercicio con regularidad.
- Mantener una rutina diaria. La misma hora para despertarse, para las comidas, para la siesta y para jugar ayudará a los peques a tener seguridad ysentirse confortables, además, les ayudará a que la hora de dormir sea fá
- Ser activos durante el día. Debemos asegurarnos de que los niñ@s tienen una variedad de actividades interesantes durante el día, incluyendo la actividad física y el aire libre. Te dejamos aquí un enlace a este post de nuestro blog en el que hablamos de los beneficios de la actividad física junto a una alimentación saludable.
- Supervisar el tiempo que pasan frente a una pantalla y no tener televisores, ordenadores, teléfonos y tablets en su habitación, especialmente en la noche. Así mismo, es recomendable apagar todas las pantallas por lo menos 1 hora antes de dormir.
- Establecer un entorno para el sueño seguro: bajar la intensidad de las luces antes de ir a dormir y controlar la temperatura en el hogar.
- No llenar la cama de los peques con juguetes: la cama debe ser un lugar para dormir y no para jugar. Una muñeca favorita o un oso de peluche son buenas opciones para disminuir la ansiedad de separación.
- Evitar programar demasiadas actividades. Además de las tareas, muchos niñ@s hoy en día tienen programadas actividades para después del colegio (por ejemplo: juegos/partidos, clases, citas, etc.). Esto trae dificultades para poder dormir bien durante la noche. Debemos darles un tiempo para relajarse antes de la hora de dormir.
Siempre hemos oído decir a nuestras madres y abuelas que los niños necesitan tanto dormir como comer. Ahora la ciencia nos demuestra lo íntimamente relacionadas que están ambas actividades, pues la calidad del sueño repercute en el peso de nuestros hij@s. Debemos pues, esforzarnos en educar y corregir estos aspectos, porque educarlos en hábitos es educarlos en salud, presente y futura.