Si queremos seguir una dieta saludable es muy recomendable que los frutos secos estén presentes en nuestro día a día. Lejos de pensar que los frutos secos engordan, percepción que muchas personas comparten, destacamos que este grupo alimenticio posee un gran valor nutricional y que además son ricos en proteínas, vitaminas y minerales.
Su consumo nos aporta numerosos beneficios nutritivos y energéticos, útiles para cuando hacemos grandes esfuerzos intelectuales y físicos, en el caso que suframos anemia, o ante problemas de estreñimiento o cardiovasculares.
Además, este tipo de ingredientes son fáciles de incorporar en nuestra dieta diaria gracias a la versatilidad que poseen, pudiendo utilizarse tanto en preparaciones saladas o dulces, como en frías o calientes, ya que no requieren de condiciones especiales para conservarse.
Podemos consumirlos de diferentes formas:
- Como aperitivos o snacks.
- Introduciendo nueces o almendras a un yogur o tazón de leche.
- Incluyendo piñones o avellanas a una salsa para pastas, como por ejemplo: la salsa pesto, salsa romesco o salsa de nueces.
- A través de las ensaladas.
- Haciendo que forme parte de un pan, como es el caso del pan hecho de pasas y nueces.
- Integrándolo en un pastel o helado. Ejemplo: pastel de manzana o de almendras.
- Picando el fruto seco y rebozarlo junto al pan rallado o utilizarlo para formar parte de una costra tostada de una carne o pescado, como el maíz tostado.
- Por medio de purés. Anímate a preparar un puré de castañas.
- Incorporando el fruto seco a las sopas. La sopa de avellanas o de almendras pueden ser una opción.
Y tú, ¿cómo incluirás los frutos secos a tu dieta?